Cien peregrinos del Camino de Santiago, a bordo del buque oceanográfico BIO Hespérides, completaron los 14.075 kilómetros de la ruta más larga y remota del mundo.
por Cris Terceiro
BUENOS AIRES.- El buque Hespérides de la Armada española recala estos días en Buenos Aires con una tripulación especial: la que componen los primeros cien peregrinos de la conocida como ruta antártica del Camino de Santiago, que con 14.075 kilómetros es considerada la más larga y remota del mundo.
El oceanográfico BIO Hespérides inició su peregrinación el pasado 28 de febrero, cuando cerró la base española “Gabriel de Castilla”, ubicada en la Isla Decepción del continente helado.
Desde ahí, un periplo a través del mar de Hoces -también conocido como paso de Drake- que divide América del sur y la Antártida, para llegar a Ushuaia, primera parada en tierra para atestiguar su peculiar Camino Jacobeo a Santiago de Compostela (noroeste de España) y recoger a un grupo de científicos.
Con 21 años de servicio a la Armada, además de prestar apoyo a las bases españolas de la Antártida con personal, material, víveres o combustibles, esta nave de 82 metros de eslora tiene entre sus funciones llevar a cabo diversos proyectos de investigación.
En esta campaña fueron cuatro las expediciones científicas ligadas a investigaciones sanitarias, farmacológicas o cartográficos, entre otros.
Una de las últimas fue en Tierra del Fuego, en el que un equipo coordinado por la doctora Gemma Ercilla, del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Barcelona, analizó “el relieve del fondo marino” modificado por las masas de agua.
Los registros de dicho estudio permitirán “ver la evolución geológica del fondo del mar en Argentina desde los últimos 100.000 años aproximadamente”, explicó la científica a EFE.
Ahora el buque y su dotación recalan en Buenos Aires, segunda parada para sellar sus credenciales de peregrinos antes de poner rumbo a tierras españolas.
La Asociación de Amigos del Camino de Buenos Aires dio fe de su paso en un acto realizado en la iglesia porteña de San Ignacio de Loyola, frente a la imagen del Apóstol Santiago.
“Inicialmente era solamente poner un cartel y luego, poco a poco, se ha visto que (la peregrinación) a todo el mundo le ilusiona mucho y ha ido evolucionando”, explicó a EFE el capitán de fragata y comandante del Hespérides, Julio Albadalejo.
De este modo, ya se estudia hacer de Ushuaia y Buenos Aires paradas obligadas para los intrépidos caminantes que se animen a realizar el peregrinaje más novedoso y remoto hacia la catedral compostelana.
El buque Hespérides de la Armada española recala estos días en Buenos Aires. Foto: EFE.
Para la dotación del buque esta experiencia es “un aliciente añadido” al viaje, “un lujo” y “un privilegio” que se congratulan de poder disfrutar junto a sus compañeros de años.
Una experiencia “bonita” y más especial todavía para aquellos marineros que; además, son de origen gallego.
“Tan lejos de casa, poder hacer algo así la verdad es que es impresionante, uno se siente mucho mas cerca de casa”, explicó a EFE el cabo José Antonio Platas, para quien sólo con la idea de haberlo comenzado “en el fin del mundo”, ya es “algo especial”.
“Sentimos más el camino”, asegura Santiago Muras, otro oriundo de esta región del norte de España y uno de los veteranos a bordo.
Pero el viaje de este cabo primero supone también un hito dentro de la propia Armada española, ya que es “el único” miembro de este organismo público que ha bajado “más de 100 veces al Drake”, la zona con la climatología más extrema del mundo.
“El Camino de Santiago no lo he hecho nunca, y ahora aprovecho para hacerlo desde la Antártida, nada más y nada menos”, señala por su parte el sargento de Comunicaciones, Rubén Peón.
El Hespérides saldrá este sábado rumbo a aguas españolas, donde la tripulación continuará por tierra el último trayecto del Camino.
Todo, con el amparo del banderín conmemorativo de esta primigenia ruta, donado por la Asociación RETÓGENES de Amigos de la Historia Militar y diseñado por la ilustradora Irene Álvarez, como “el símbolo” y estandarte que ha acompañado al Hespérides durante toda la expedición.
Un objeto que, a la llegada del grupo a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela a finales de junio, reposará para siempre en el Museo Catedralicio.
EFE.